Joaquín “El Chapo” Guzmán es uno de los personajes más buscados de los últimos tiempos. Resulta irónico que, dado su poderío basado en la actividad criminal, tenga perfil tanto en Forbes como en la DEA. Líder del cártel de Sinaloa, es responsable del tráfico de gran parte de la marihuana, cocaína, heroína y metanfetamina que se distribuye por el mundo occidental. Su cadena de distribución tiene contactos con el crimen organizado en más de 20 países.

Ha enfrentado dos detenciones y ha huido de cada una con ayuda de su gente y connivencia del sistema penitenciario. La segunda vez, en julio de 2015, usó un túnel practicado en una zona ciega, un espacio que no podía ser visto por las cámaras de seguridad. Un agujero de 50 centímetros de lado que descendía hasta una profundidad de diez metros, desde donde se extendía hasta 1.5Km de distancia del penal.

Esta espectacular huida terminó por ascender a Guzmán al rango de héroe local, ya que pone de manifiesto el nivel de corrupción imperante en los sectores gubernamentales.

Luego de varios emplazamientos las autoridades aún ni se acercan a una nueva detención del hombre conocido como “El Chapo”. Rodeado de un halo de leyenda, su mito crece con cada día que las autoridades de México son burladas. Aún con la ayuda de los Estados Unidos y a pesar de las recompensas millonarias, no pueden encontrarlo. Nos preguntamos entonces ¿Dónde podría estar escondido?

Su radio de acción es muy amplio y su gente es un grupo humano numeroso que incluye gente de los estratos sociales más bajos que ven en el cártel una fuente de trabajo, personas contratadas por el propio cártel que deben obediencia a su empleador y personajes influyentes de la sociedad y del sector político que cubren sus pasos enturbiando investigaciones y distrayendo a la población con escándalos de menor importancia.

Connivencia policial, tráfico de sustancias ilegales, lavado de dinero, encubrimiento político, suma y sigue. Suena como si el sistema argentino estuviera hecho a medida para este tipo de actividades y esto a los narcos no se les ha escapado. México y Estados Unidos lo advirtieron en el año 2008, pero el gobierno argentino negó que se estuviera infiltrando un cártel mexicano. Gustavo Sierra lo explica en su libro “Sinaloa, Medellín, Rosario”, en el que sigue la pista de varias operaciones de narcotráfico y analiza sus conexiones en un mundo en el que la clase política hunde sus raíces en lo criminal. En Argentina hay sedes de los cárteles más importantes de América y según juzgados mexicanos, existe presencia de la gente de Guzmán en nuestro país.

Argentina les sirve como centro de abastecimiento, ya que pueden comprar productos químicos a precio muy bajo y al tener un elevado nivel de evasión impositiva, el mercado negro les genera los dividendos necesarios para el lavado de divisas. Otra ventaja es la gran actividad portuaria y la vista gorda de la aduana que les permite mantener abierto el acceso al mercado europeo.

¿Está El Chapo en Argentina? No lo sabemos a ciencia cierta. Lo que sí sabemos es que los cárteles han puesto el ojo en el sur del continente y ya sabemos que por donde pasan los narcos van dejando un reguero de miseria y de sangre.